Hablemos del Brain Rot y por qué te está jodiendo tu futuro.
¿Qué es eso?
El concepto surge en la cultura de internet y representa una reacción irónica o exagerada al consumo compulsivo de contenido digital. Si bien su origen no está definido, el término ganó fuerza en el contexto del auge del doomscrolling (consumir contenido negativo sin parar) y el content overload (sobrecarga de información).
Es esa sensación de que tu cerebro está fundido, como si alguien hubiera dejado el microondas encendido ahí dentro y, en lugar de estallar, simplemente se apaga.
Lo curioso del Brain Rot es que no lo notamos cuando empieza, ¿verdad?
Nos arrastra poco a poco, un video de 15 segundos tras otro, un scroll infinito, una serie de Netflix en autoplay... Antes de darnos cuenta, hemos pasado cuatro horas consumiendo contenido que no vamos a recordar, y nos sentimos peor que antes de empezar.
¿Cómo hemos llegado a esto?
Bueno, hay muchas teorías.
Algunos culpan a las redes sociales, otros a los algoritmos, y todos estamos de acuerdo en que las grandes empresas tecnológicas tienen algo que ver. Pero seamos sinceros: somos nosotros también. No podemos resistirnos a la novedad, al pequeño golpe de dopamina que viene con cada like, cada notificación.
Es como si nos hubieran hackeado el cerebro para buscar estímulos constantes, y lo peor es que funciona. Las aplicaciones están diseñadas para engancharnos, para que siempre queramos más.
Pero, ¿más de qué?
Más ruido. Más nada.
Lo difícil de salir del Brain Rot es que no es una adicción como otras. No hay una sustancia que puedas evitar. Está en todas partes, en tu teléfono, tu televisor, incluso en las conversaciones que tienes con tus amigos. '¿Viste el meme que te mandé?' Claro que lo vi, pero ya no lo recuerdo, porque mi cerebro está saturado.
Queremos salir, pero no sabemos cómo.
Decimos: 'Voy a apagar el teléfono y leer un libro'. Pero luego, el silencio es incómodo. Nos sentimos inquietos, casi ansiosos. Volvemos al scroll. Y el ciclo empieza de nuevo.
Creo que el Brain Rot es un síntoma de algo más grande.
Vivimos en un mundo que nos exige estar siempre conectados, siempre ocupados, siempre productivos. Pero en lugar de lidiar con esa presión, buscamos escapar. Y las redes nos dan esa escapatoria rápida, fácil y superficial.
¿El problema?