Aunque pueda parecer que este libro no tiene mucho que ver con el emprendimiento, la realidad es que, en los últimos años, se ha demostrado que la inteligencia emocional es clave para el éxito en todos los ámbitos de la vida.
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Este libro marcó un antes y un después en la forma en que entendemos el impacto de las emociones en el éxito personal y profesional. Antes de la publicación de esta obra, el coeficiente intelectual (CI) era el principal indicador de probabilidad de éxito en la vida.
Nos habían vendido esta fórmula: CI + nº de carreras/másteres = éxito profesional.
“Estudia una carrera, haz un máster y nunca te faltará trabajo…” Pero nada más lejos de la realidad.
Hoy, la empatía y la gestión de relaciones son más valoradas que nunca y están estrechamente ligadas a la consecución del éxito.
Los 5 componentes de la inteligencia emocional:
Goleman divide la IE en cinco componentes:
- Autoconsciencia: Conocer y entender nuestras propias emociones.
- Manejo de emociones: Controlar y gestionar nuestros sentimientos de manera efectiva.
- Automotivación: Utilizar nuestras emociones para impulsar el logro de nuestras metas.
- Empatía: Reconocer y comprender las emociones de los demás.
- Manejo de relaciones: Construir y mantener relaciones saludables.
Autoconsciencia
La autoconsciencia es la capacidad de reconocer y entender nuestras propias emociones. Este primer componente de la inteligencia emocional es fundamental para controlar los otros cuatro.
Las personas con alta autoconsciencia son capaces de identificar sus sentimientos en el momento en que ocurren, lo que les permite tener un mejor control sobre sus reacciones y comportamientos.
Para trabajar la autoconsciencia puedes escribir un diario. Dedica 10 minutos cada noche a escribir sobre tus emociones del día y cómo influenciaron en tus decisiones. Anota situaciones específicas, cómo te sentiste en ese momento y qué desencadenó esas emociones. Con el tiempo, este ejercicio te ayudará a reconocer patrones y a entenderte mejor.
Autorregulación
La autorregulación implica gestionar las emociones de manera saludable, evitando reacciones impulsivas que podrían tener consecuencias negativas.
Es muy importante para saber gestionar momentos de gran frustración y de ira.
Para trabajar este componente puedes practicar la respiración profunda durante cinco minutos al día. Inhala contando hasta cuatro, mantén por cuatro segundos y exhala lentamente. Esta técnica ayuda a mantener la calma en momentos de tensión.
Automotivación
La automotivación es el uso de nuestras emociones para alcanzar nuestras metas y objetivos. No se trata solo de tener ganas de hacer algo, sino de aprovechar nuestras emociones para impulsarnos.
Las personas motivadas mantienen el enfoque y el entusiasmo.
La práctica regular de la visualización de nuestros objetivos y la adopción de la mentalidad de persistencia, conocida como el growth mindset, también son técnicas efectivas para mantenernos motivados y bien encaminados.
Como ejercicio práctico para automotivarte, Daniel propone dedicar unos minutos cada mañana a visualizar tus objetivos. Divide grandes metas en pasos pequeños y alcanzables y establece mini metas diarias.
Empatía
La empatía es la capacidad de entender y compartir los sentimientos de los demás. Esta habilidad es vital para construir relaciones saludables, tanto en el ámbito personal como profesional.
Para mejorar la empatía es fundamental practicar la escucha activa y ponerse en el lugar del otro. Goleman sugiere prestar atención no solo a las palabras de las personas, sino también a sus expresiones faciales, gestos y tono de voz.
Cómo ejercicio puedes practicar la escucha activa. En lugar de pensar en tu respuesta, concéntrate completamente en lo que dice la otra persona y resume lo que has escuchado para asegurarte de haberlo entendido.
Habilidades sociales
Desarrollar habilidades sociales implica aprender a manejar y mejorar nuestras relaciones.
Goleman recomienda practicar la comunicación asertiva, que se basa en expresarse de manera clara y directa, respetando al mismo tiempo los sentimientos de los demás.
Este componente final de la inteligencia emocional es muy útil para liderar y gestionar equipos, ya que implica la capacidad de comunicar de manera efectiva, resolver conflictos y trabajar en colaboración con otros.
Impacto de la IE en la vida
Vida personal
Las personas con alta inteligencia emocional tienden a tener mejores relaciones (amistades, pareja, familia...), ya que son más empáticas, asertivas y capaces de manejar conflictos de manera constructiva. Se comunican mejor, resuelven conflictos más rápido y son capaces de fortalecer sus vínculos.
Vida profesional
Los líderes o jefes emocionalmente inteligentes son capaces de motivar mejor al equipo y tomar decisiones más acertadas. Además, los empleados con alta inteligencia emocional suelen tener un mejor desempeño y contribuyen a un ambiente de trabajo más positivo y productivo.
En definitiva, una mejor vida
Trabajar y mejorar nuestra inteligencia emocional no solo nos hace mejores individuos, sino también componentes más valiosos en cualquier equipo o comunidad en la que participemos.
A lo largo de la historia se nos ha enseñado, sobre todo a los hombres, que hay que ser "duros". Todos sabemos que dentro de esa "dureza" está el no llorar, no exteriorizar los sentimientos ni mostrarnos "vulnerables" y en ese camino nos hemos alejado mucho de la inteligencia emocional.
En mi opinión, bajo esa premisa no hemos sido capaces, en muchos casos, de desarrollar la autoconsciencia, la empatía ni, por supuesto, el manejo efectivo de las emociones. Y por si no lo tenéis claro ya, os dejo por aquí debajo el resultado que sale de esa fórmula:
No autoconsciencia + no empatía + mal manejo de las emociones = mal manejo de las relaciones (personales, laborales, académicas...).
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