¿Por qué insisto tanto en delegar?

Porque no hay mejor estrategia que centrarte en lo que de verdad genera valor y, para el resto, contar con las personas idóneas o los servicios externos adecuados.

Pensemos primero en esa ‘ventaja comparativa’ de la que hablan los libros de gestión: si yo soy muy bueno liderando equipos y estableciendo estrategias, ¿por qué he de gastar mi tiempo en hacer trámites administrativos que otra persona podría realizar mejor?

Eso sí, antes de decidir si delegar dentro de la empresa (in-house) o buscar un proveedor externo, tenemos que analizar costes, niveles de especialización y disponibilidad de recursos.

Al momento de gestionar nuestras tareas, lo más importante es ver si valen la pena para el negocio.

¿Me está acercando a la meta o simplemente me quita tiempo?

Las opciones son muy claras: o la termino, o la elimino, o la delego, o la aplazo para cuando sea oportuno.

Y no olvidemos distinguir entre lo importante y lo urgente.

A veces lo urgente nos consume y descuidamos las tareas importantes que realmente hacen crecer el negocio, dejando en el olvido aquellas que lo mantienen a flote.

¡Ojo!, porque las tareas de mantenimiento también son fundamentales para sobrevivir en el día a día, pero no deben ser un freno para la innovación y el desarrollo.

Otro paso esencial: la documentación de procesos.

Cada tarea se puede deconstruir en pasos muy concretos: ¿cómo se hace?, ¿en qué orden?, ¿quién lo realiza mejor?

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Delegar.